martes, 25 de mayo de 2010

Relatos de las alumnas y los alumnos

Esta es la crónica de María Valera, siempre tan puntual con sus trabajos:


Salimos a las 8.30 aproximadamente de la explanada del cum, luego después de un largo viaje en autobús llegamos a la mina de Almadén, donde nos mostraron toda la mina junto a sus explicaciones, nos montaron a una bagoneta y pudimos ver la mina desde dentro y su característico y placentero olor a humedad.

A la salida de la mina nos fuimos a ver Sisapo y llegamos a un pueblo de diez habitantes.

En la parte de detrás del pueblo estaban unas columnatas romanas y restos de habitaciones como si hubiese sido en época romana una vivienda en una domus romana; también había restos de un anfiteatro y a los lados de las columnas y el anfiteatro había dos volcanes que ya estaban apagados y los agujeros tapados por el paso de los años. Era un paisaje lleno de cardos pero era hermoso y fue reconfortable poder ver aquella villa que seguía ahí por muy imposible que pareciese después de más de 1500 años.

Después fuimos a ver unas tumbas romanas situadas al otro lado del pueblo junto a la carretera y que nos mostraban que los romanos enterraban a los muertos junto a su vivienda y probablemente a su familia, ya que había nueve tumbas y se veían en forma de descendencia a muy pocos metros de un pozo.

Las crónicas del viaje

Una vez realizado el viaje, es hora de contar aquí las impresiones de aquellos que viajamos en una doble diagonal: la del espacio, porque cruzamos la provincia de noreste a sudoeste y la del tiempo, porque nos deslizamos por los siglos hasta los primeros de nuestra era y contemplamos volcanes de la época de los cíclopes. Como siempre, el viaje deja ese poso de admiración en los viajeros que les impulsa para conocer más. Aquí tenéis mi crónica:

 LA VISITA A ALMADÉN Y A LA BIENVENIDA


El viaje se ajustó en todo momento al programa fijado. Salimos a las 8,15 de Campo de Criptana y llegamos a las 11,00 a Almadén. La visita a las minas resultó muy atractiva para los alumnos, aunque no hubo referencias a las minas romanas. Los mineros que explican las minas se remontan hasta el siglo xvii en sus explicaciones. De los dos grupos uno terminó más abruptamente su visita que el otro. Pudimos ver con detalle el museo y los experimentos que tienen planteados para que el visitante compruebe las propiedades del mercurio. Pero esta parte tiene un mantenimiento desigual y algunos mecanismos no funcionan o están rotos.

A continuación nos dirigimos a La aldea de La Bienvenida por el Valle de Alcudia. La variación del paisaje en comparación al de La Mancha es muy sugerente, pues sin salir de la misma provincia se ven territorios muy diferentes. Cuando llegamos a La Bienvenida nos dispusimos a comer en unas mesas situadas en la plaza a modo de merendero. Las instalaciones no fueron las más adecuadas para protegernos del sol y el calor de medio día.

Después de la comida y el café iniciamos la visita al yacimiento de Sisapo y vimos el hueco del anfiteatro y la domus de las columnas rojas que por no estar en excavación tenía cubiertos sus mosaicos. Los chicos y las chicas ascendieron en compañía de los profesores al cráter del volcán. La ascensión resultó un tanto accidentada al estar el territorio lleno de cardenchas por la abundancia de lluvias de este año. No obstante todos en sus crónicas resaltan la belleza del paisaje y lo impresionante de la vista panorámica.

Los chicos tuvieron ocasión de recoger algunos fragmentos de tejas y cerámica romana que estaban dispersos por el suelo.

Visitamos igualmente unas tumbas visigodas o tardorromanas encontradas al borde de la carretera durante unas obras de acondicionamiento de la misma. Las tumbas se encuentran distribuidas en hilera de cinco y otras dos algo más adelantadas. La vista a La Bienvenida resultó agotadora por el calor pero a la vez estimulante por el contacto directo con los restos arqueológicos.

Ya en el camino de vuelta, paramos en Ciudad Real en un centro comercial durante tres cuartos de hora. Los chicos fueron puntuales y se ajustaron en todo momento a las indicaciones recibidas.

Llegamos a Campo de Criptana a las nueve de la noche, según el horario acordado.